Hércules Poirot recibe una carta donde la Srta. Arundell lo invita a su casa para que descubra al autor de un aparente accidente que casi la lleva a la muerte, sólo que la carta llega tarde a las manos del detective: la Srta. Arundell ha fallecido por una enfermedad. Junto a su amigo Arthur Hastings viaja a la residencia y comienza la investigación dónde el mayor testigo es un perro.
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