Un reconocido actor realiza una fiesta en su mansión, en la cual muere un anciano párroco al parecer por causa naturales, hasta que el envenenamiento de un reconocido médico hace surgir la sospecha de un doble asesinato.
El caso queda en manos de uno de los invitados de la fiesta, Hércules Poirot, el cual gracias a sus células grises resuelve el misterio.
Como dato curioso, en este relato Poirot casi muere, pero el destino y la suerte están de su lado. Él mismo declara en la última frase del relato: Podría haber sido yo.
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