Si Sir Robert Chiltern es ahora Secretario de Estado de Asuntos Exteriores, es porque ha sabido mantener en secreto el origen de su fortuna: una transacción fraudulenta por la que vendió secretos de estado al Barón Arnehim. Toda la alta sociedad inglesa y sus pares de la Cámara de los Comunes lo tienen por un hombre respetable e íntegro. Símbolo de la honestidad y la competencia futuro político parece brillante, contando siempre con el respaldo de su esposa, Lady Chiltern, que lo considera el marido ideal. Sin embargo, las apariencias son engañosas y el orden social se basa únicamente en la mentira individual y colectiva. ese brillante porvenir se complica con la aparición de la señora Cheveley, "una mujer con un pasado", una mujer cuya reputación no es intachable, que somete a chantaje a Sir Robert Chiltern: o bien la ayuda en otra operación deshonesta o bien revelará su secreto, provocando un escándalo que lo cubrirá de infamia.
Lady Chiltern no es consciente de este grave error en el pasado de su marido; él teme perder, además de su posición, el amor de su esposa, mujer de estrictos principios morales. De hecho, finalmente ella se entera, porque Robert no cede al chantaje y la señora Cheveley se apresura a contar a Lady Chiltern lo que sabe.
Desesperado y angustiado, Lord Chiltern decide recurrir al consejo de Lord Goring, un viejo y querido amigo. La intervención del amigo fiel, pondrá en evidencia los tejemanejes de la señora Chevely y consigue la reconciliación del matrimonio.
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